13-03-2008

Es el Fin del Mundo

2 abrieron el buzón

Y una vez más, N se paralizó ante P.

No soportaba esa sensación. Nunca la había experimentado, sí imaginado, pero nunca supuso que una persona le produciría sentirse tan vulnerable, tan impotente , tan... imbécil. Odiaba cuando perdía el control de sus movimientos, y el sudor en su cara, más todavía.

¿Por qué siendo tan popular, no podía pronunciar palabra con la persona que más le interesaba hablar? Era lo que se preguntaba día y noche, llenando sus pensamientos de sufrimiento y frustración. Hasta compratían una clase, y N se sentaba en un puesto estratégico de la sala para mirar de vez en cuando a P sin que lo notara.

Pasó el verano, y N decidió que durante el retorno a clases debía tomar valor y acercarse a P. Lo había meditado durante todas sus vacaciones, y planeaba cada detalle del "fortuito" encuentro. Debía arrancarse de una vez por todas esa daga de hielo que le lastimaba por dentro, o, si tenía suerte, derretirla con la calidez de una posible relación.

"Ya egresó de la Universidad", le dijo alguien en aquel lugar.

Y una vez más, N quedó paralizado. De expresión estática e incólume, aunque por dentro se quebraba como un espejo.